Mi casa está siendo atacada por hormigas. No sé; entran a montones por las pequeñísimas grietas de la pared de la cocina y se amontonan en cualquier resto, miga imperceptible de comestible que encuentren en su camino. Han logrado penetrar en los armarios superiores e incluso en el táper cerrado del azucar, así como tomar una torta de naranja y practicamente convertirla en un edificio apartamentado de hormigas.
Creo que si una grúa alzase a mi casa cual dibujo animado, quedaría a la luz el enorme hormiguero sobre el que probablemente estemos asentadas.
Desconosco quien habrá llegado primero; si ellas o nosotras, pero nuestras relaciones diplomáticas están a punto de colpsar.
Sino lo hicieron ya: antenoche intenté matar algunas dentro del microondas.
O sea, una radiación fuerte como la del microondas debía de matarlas. Grande fue mi asombro al descurbrir que no.
Lo confieso: tengo miedo. Ellas resistirían la guerra atómica, yo moriría atragantada con una espina de pescado; ellas pueden cargar con veinte veces su peso, yo mariconeo levando un par de bolsas de papas.
Aunque la i d i o (ta) s i n c r a c i a humana diga lo contrario, son superiores.
Capaz terminamos como los Buendía, cuyo último ejemplar pereció a manos de las hormigas que atacaron Macondo tras el diluvio.
Yo nos tengo más fé, aunque temo que me lleven dormida hacia las profundidades de la tierra y despertar.
Despertar. Guat a guord
Susukibird
Son sólo una horda de hormiguitas hinchapelotas:)
ResponderEliminarPobrecillas, en el fondo son tan dulces (?)
Salute!
Puff, pero cuando las encuentres atacando una bolsa de azucar hasta el punto de que parece azucar multicolor, vas a ver l oque es bueno u.u
ResponderEliminarSalú!
Hay que tener cuidado; a mí también me está empezando a asustar.
ResponderEliminarNo soy un paranoica :p
ResponderEliminar