jueves

Du Not Ever Biliv Mi




Soy ferviente creyente de las pequeñas cosas.
Pequeñas, pequeñísimas, a veces casi invisibles, a veces literalmente invisibles. Cómo los celulas y esas cosas que parecen sacadas de un libro de fantasía pero que están ahí, aunque uno, mortal, nunca las ve concretas en la existencia. Pero bueno, dicen que están ahí y son tan lindas que yo creo en ellas.
Y en ese cuento de la complejización creciente del universo. Una mutancia; no entiendo porque la gente cree que la magia no existe; la magia claramente existe, sino no estaría acá, maravillándome de la extraña belleza del mundo. Como ver la luz del sol matinal pasando a través de un caracolito bebé posado en la palma de una mano. Tengo la sospecha que las pequeñas cosas son las que marcan la diferencia. O algo así, no sé.









       (Jorgito, un muchacho amoroso)








   


En fin, para este invierno, mis células quieren 
escuchar más música, leer más libros y jugar más juegos de computadora.
Han dicho.



Susukibird  (te ama)

















miércoles

Abaut de R word



El otro día olí el invierno. Huele a húmedo y a sábado de noche. Es raro que el invierno me huela a sábado de noche, mi barrita simeana de parranda está bajísima.

Hora del chivo:
Ando colgada plantando vegetales y otras plantas comestibles en el fondo de mi casa; debido a que en el invierno es un poco complicado el tema de plantar por el frío y las heladas, hace un tiempo andaba pensando en armar un invernadero. Averiguando e informándome en la red encontré esto:


Así que ahora pido la colaboración de los consumidores de bebidas embotelladas para la eventual donación de botellas descartables. De un litro y medio para arriba, todo viene bien. Pueden comunicarse al susukibird@hotmail.com
Chasgrá!



Así van las obras, de momento.




Nuestro dios pagano les desea abundancia y prosperidad.





Susukibird





jueves

River Pleit

Ir, cruzar, descruzar, volver. Como el tango. Lo que más me gusta de Buenos Aires es que vas caminando por Florida a ritmo de tango. ¿Por qué en la peatonal Sarandí no pasa eso? Aparte, en esta época del año uno entiende mejor la caída de las hojas de los árboles con un buen soundtrack al dos por cuatro. O mejor aún, con Piazolla. Las mañanas otoñales quedan tan bien explicadas, entendés todo y te dejas hundir. Nada importa.
Volviendo a Buenos Aires, so cute, aunque nunca me saco esa impresión de que ir a Buenos Aires es como pasar a un mundo paralelo donde todo es casi igual pero diez veces más grande.
Todo es tan alto, tan largo, tan ancho, tan tan. Soy una pueblerina. Por suerte. Me impresionan las multitudes porteñas. Pero vivir escuchando tantos idiomas a la vez caminando por la calle, compensaría. Volví con un incipiente acento porteño. Unos días más y me hubieran retirado la cédula uruguaya.






Por supuesto





Susukibird (vissste)