Soy ferviente creyente de las pequeñas cosas.
Pequeñas, pequeñísimas, a veces casi invisibles, a veces literalmente invisibles. Cómo los celulas y esas cosas que parecen sacadas de un libro de fantasía pero que están ahí, aunque uno, mortal, nunca las ve concretas en la existencia. Pero bueno, dicen que están ahí y son tan lindas que yo creo en ellas.
Y en ese cuento de la complejización creciente del universo. Una mutancia; no entiendo porque la gente cree que la magia no existe; la magia claramente existe, sino no estaría acá, maravillándome de la extraña belleza del mundo. Como ver la luz del sol matinal pasando a través de un caracolito bebé posado en la palma de una mano. Tengo la sospecha que las pequeñas cosas son las que marcan la diferencia. O algo así, no sé.
(Jorgito, un muchacho amoroso)
En fin, para este invierno, mis células quieren
escuchar más música, leer más libros y jugar más juegos de computadora.
Susukibird (te ama)
Han dicho.
Susukibird (te ama)